Secundaria
La Educación Secundaria, que abarca desde los 12 a los 16 años, es una etapa muy importante en el desarrollo del joven, porque en ella se encuentra en pleno proceso de transformación; empieza a experimentarse hacia adentro como individualidad y hacia fuera como ser social.
En GEROA WALDORF ESKOLA, además de cumplir con el currículum oficial de Educación Secundaria del Gobierno Vasco, trabajamos otros aspectos que consideramos importantes en la Pedagogía Waldorf para conseguir una integridad en la educación del ser humano. Se cultivan tanto las actividades artísticas y prácticas, como las que tienen un valor cognitivo.
El currículum está preparado para que el joven en su edad adulta pueda:
• pensar con libertad y tener juicios propios.
• tener el equilibrio anímico adecuado que le permita moverse en lo social.
• llevar a cabo sus impulsos, sus ideales; en definitiva llevar a la voluntad sus propósitos.
Queremos formar alumnos creativos y por eso es importante darles la posibilidad de crear cosas nuevas todos los días. En nuestra escuela los alumnos no tienen libros de texto y esto implica que ellos mismos, con un gran trabajo de voluntad, han de crear sus propios libros. También implica que el maestro ha de preparar la clase de forma siempre nueva y creativa, y es que difícilmente puede enseñar a ser creativo quien no lo es.
Además de las clases de arte específicas (música, talla, dibujo, pintura…), el arte está integrado en todas las asignaturas (matemáticas, historia, idiomas…) y todos los días se comienza la jornada recitando poesía, tocando la flauta o haciendo ejercicios rítmicos que ayudan a despertar a los jóvenes. La experiencia enseña que estas actividades no sólo estimulan la creatividad en el campo artístico, sino también en el campo intelectual. La ciencia ya ha demostrado que el movimiento, la música y la poesía ayudan a comprender mejor otras asignaturas como por ejemplo, la matemática o la filosofía.
Las asignaturas troncales se imparten en periodos de aproximadamente tres semanas, todos los días, durante las primeras dos horas de la mañana. Esta manera de abordar las asignaturas ayuda a profundizar y concentrar en ellas el interés del alumno. Cada asignatura es un pretexto para ofrecer a los adolescentes nuevas perspectivas, dirigiendo su atención hacia el mundo.
La experimentación se convierte en la puerta de entrada de las asignaturas científicas. En el método pedagógico tradicional estamos acostumbrados a que se enuncia la ley y con ella se resuelven los problemas. Con la Pedagogía Waldorf se realiza un camino fenomenológico y desde la experiencia los alumnos llegan a deducir la ley que se esconde detrás de los fenómenos. Con ello animamos a los alumnos a confiar en su pensar y a apreciar ideas de carácter abstracto y lógico.
También los estimulamos a desafiar actitudes y suposiciones que antes habían aceptado por la autoridad y les ayudamos a formular sus propios puntos de vista a la vez que a aceptar el hecho de que los demás quizás ven el mundo de otra manera. Apoyamos el desarrollo saludable de la propia capacidad de juzgar las cosas individualmente y les incentivamos para que vayan ejercitando gradualmente la responsabilidad social en el contexto de la comunidad de su clase. Es importante que los alumnos se experimenten a sí mismos como ciudadanos del mundo y como individuos que tienen responsabilidades sociales.
Los resultados se pueden medir comprobando que cada alumno haya recibido los fundamentos necesarios para evolucionar de modo adecuado. Partimos de la convicción de que cada alumno es único y de que en su singularidad siempre trae algo nuevo para aportar al mundo. Debemos permitir que afloren en él sus potencialidades, permitiéndole que sea y que desarrolle su individualidad. Pero los resultados también se miden constatando que los alumnos se integran con resolución en la vida social. En los países en los que la Pedagogía Waldorf tiene reconocimiento, las estadísticas muestran que los alumnos formados en las Escuelas Waldorf obtienen mejores resultados a la hora de acceder a los estudios universitarios. Nuestra joven escuela no puede mostrar todavía tales estadísticas, pero podemos afirmar que los alumnos que han salido de ella se han integrado muy bien en otros centros educativos, tanto desde el punto de vista social como académico. Son jóvenes trabajadores y curiosos a los que siempre les gusta conocer el por qué de cada cosa. Pueden ser críticos con aquello que no les gusta, pero sobre todo son jóvenes muy creativos que confían en sí mismos y en su propio juicio.
No conocemos los retos a los que nuestros jóvenes van a tener que enfrentarse en el futuro, por lo tanto tenemos que educarlos para que sean capaces de responder a situaciones que ni nos imaginamos. Hoy ya no sirve solamente reproducir un contenido dado, necesitamos algo más. Para ello queremos que nuestros alumnos adquieran habilidades e inteligencias muy diversas que son fundamentales en la vida: interés y responsabilidad en el mundo, perseverancia en el trabajo bien hecho, juicio propio e independiente, capacidad de hablar en público, empatía y saber trabajar en equipo.
Con todo ello, queremos estimular el despertar de la conciencia individual y a la vez social de los alumnos, para que puedan adaptarse al orden social, pero sin perder su esencia como los individuos libres que deben ser. Una educación hacia la libertad.